Galahad nació en el seno de una familia noble, y desde niño fue preparado para convertirse en el heredero de la familia. No sólo le enseñaron artes marciales y ciencias, sino que también le inculcaron la idea de que era superior por derecho de nacimiento. Desde muy joven supo que era mejor, más fuerte y más noble que sus compañeros; que merecía lo mejor y que estaba destinado a grandes cosas. Para algunos, semejante destino puede parecer envidiable, pero las expectativas puestas en el “niño de oro” eran altas. Sin embargo, los padres de Galahad no eran tiranos. Pertenecían a la más alta aristocracia y amaban a su hijo, dentro de los límites de las normas culturales de su sociedad.

La rigurosa educación de Galahad le sirvió de mucho. Pretendía mandar a sus compañeros según el derecho del más fuerte y hábil, imponiendo obstinadamente su liderazgo y sin tolerar la desobediencia. Para los que se portaban mal, Galahad ideaba diversos castigos (permanecer un día de pie frente a las ventanas de su residencia, pasar tres días en un pantano peligroso y lúgubre, subsistir a base de babosas de jardín durante una semana...). Como resultado, el joven aristócrata no tenía amigos, pero sus padres le hicieron creer que eso era normal. El que ha nacido para gobernar necesita seguidores leales, no amigos.

Galahad tenía que completar su entrenamiento en artes marciales el día de su mayoría de edad. Tenía ante sí la prueba final: matar a un terrible monstruo que había establecido su hogar en los bosques cercanos. Tenía que hacerlo solo. Galahad partió hacia la batalla, con la mente llena de sus sueños de convertirse en caballero. Mientras tanto, en la finca de sus padres, comenzaron los preparativos para celebrar su regreso.

Galahad superó brillantemente la prueba. Salió del bosque con la cabeza del monstruo sujeta a su montura, esperando ya con impaciencia las celebraciones en honor de su triunfo. Pero esos sueños no estaban destinados a cumplirse. Al regresar a la finca de sus padres, Galahad encontró a su familia muerta. Unos demonios habían atacado la finca y masacrado a todos sus habitantes. El tío de Galahad, Mordred, acababa de llegar al lugar de la tragedia, demasiado tarde para salvar a sus parientes.

El joven se quedó atónito y desolado. Todos los que conocía y amaba se habían ido. Su mundo se derrumbó en un instante. Su tío Mordred se convirtió en el tutor del joven caballero. Convenció hábilmente a Galahad de que debía evitar a toda costa que tal mal volviera a ocurrir, y que por lo tanto era su deber unirse al ejército de Kharuniy proteger Dominion. El joven creyó sinceramente a su tío, por lo que renunció a su herencia (como exigían los estatutos de la organización) y se dispuso a realizar nobles acciones.

El ejército de Kharun es una orden militar privada cuyos combatientes no tienen rival en Dominion y sirven en todo el mundo. Los reclutas del ejército se proclaman defensores y guerreros de la luz, pero se sabe que con frecuencia venden sus servicios a empleadores lucrativos. Todo el mundo es bienvenido, pero con una condición: el solicitante debe renunciar a su vida anterior y dedicarse por entero al servicio militar.

En el ejército de Kharun, los destinos de varios héroes se entrelazaron. Fue aquí donde Galahad conoció a Aurora, su futuro amor, y a Gareth, su futuro amigo. Al principio, el trío no se llevaba especialmente bien. Sin embargo, los altos mandos de Kharun vieron el potencial de los nuevos reclutas y enviaron a los tres a entrenarse bajo las órdenes de Cornelius. Cornelius entrenaba a los luchadores que podrían convertirse en verdaderos grandes héroes.

No fue fácil para Galahad. El carácter del joven aristócrata se daba a conocer constantemente. A menudo discutía con su mentor, intimidaba a los que le rodeaban y prácticamente había declarado a Gareth su némesis personal, intentando competir con él en todo. En comparación, Gareth, de origen humilde, tenía un temperamento tranquilo y equilibrado. Pensaba que el comportamiento de Galahad era algo más que el capricho de un niño malcriado. Poco a poco, llegaron a respetarse mutuamente y, tras muchas batallas libradas codo con codo, se convirtieron en verdaderos amigos.

Aurora mantenía a Galahad a distancia. Procedente de una familia noble de elfos, veía a los “caballeros dorados” con cierto desdén. Para ella, Galahad no era más que otro aristócrata que trataba de ganarse su favor. Al mismo tiempo, se iba desarrollando una cierta conexión y comprensión mutua entre ella y Gareth. Tal vez Aurora quería que se convirtiera en algo más, pero Gareth no entendía de insinuaciones sutiles, y ni siquiera se atrevía a pensar él mismo en tal posibilidad. Al principio, Galahad se tomó la frialdad de Aurora como un insulto personal, pero más tarde, cuando ambos desarrollaron sus respectivas relaciones con Gareth, se hizo a un lado y no interfirió, aunque la elfa había ocupado un lugar permanente en su corazón.

El entrenamiento con Cornelius y la experiencia práctica de combatir en el ejército de Kharun convirtieron al trío no sólo en amigos, sino también en excelentes luchadores. Cornelius despertó poderes especiales en cada uno de ellos. De caballero ordinario, Galahad se transformó en un héroe que luchaba siempre en primera línea, desatando sobre el enemigo una tormenta de acero de espadas invocadas mágicamente.

Cornelius ayudó a Galahad a combinar su estilo de combate con la magia. Bajo la guía de su mentor, el joven caballero creó una espada especial que conectaba íntimamente con su fuerza interior y su espíritu. Gracias a esta espada, Galahad pudo manifestar plenamente su potencial. Esta espada podía duplicarse a sí misma, golpear al enemigo cada vez sin falta y obedecía la voluntad de Galahad como un leal sabueso. A medida que Galahad se hacía más fuerte, también lo hacía su espada. El arma mágica cambiaba de aspecto en función de su fuerza y de la fuerza de su dueño.

A pesar de su amistad con Gareth, Galahad seguía intentando demostrar su superioridad en todo. El trío de héroes adquirió gran fama. Y cuando los demonios invadieron Dominion, se encontraron al frente de la defensa junto con el ejército de Kharun.

El conflicto iba en aumento. El mando del ejército ideó un audaz plan: enviar al trío de sus héroes más fuertes tras las líneas enemigas para acabar con las hordas de demonios de un solo golpe y matar al Archidemonio. Galahad y sus compañeros aceptaron sin vacilar. Pero Galahad y Gareth decidieron juntos que Aurora no iría con ellos: la misión era demasiado peligrosa.

La campaña se hizo legendaria. Galahad y su amigo se abrieron paso a través de las hordas enemigas, alcanzando finalmente su objetivo. A continuación tuvo lugar un angustioso duelo con el Archidemonio, en el que los dos héroes lucharon con uñas y dientes para derrotarlo finalmente. Pero la esencia de los demonios era insidiosa. Tras la muerte de su líder, resultó que el Archidemonio no era tanto un comandante como un supervisor, que mantenía el potencial destructivo de la horda dentro de unos límites. Si el Archidemonio moría, el resto de los demonios se lanzarían a un desenfreno incontrolable, causando mucha más devastación que cuando estaban bajo su control.

El amigo de Galahad hizo su elección. Gareth absorbió la esencia del Archidemonio, convirtiéndose en el nuevo Archidemonio para evitar que las hordas furiosas causaran más estragos. Galahad repitió este momento en su memoria durante mucho tiempo después, culpándose continuamente por lo sucedido. Cuando se planteó la elección, ¿quién asumiría este pesado destino? —Galahad dudó, aunque sólo fuera un segundo. En su mente permanecía la visión de su finca en ruinas y los rostros de su padre y su madre fallecidos, mientras su amigo daba el paso decisivo. Ese momento lo determinó todo.

Galahad nunca le contó a nadie lo que pasó en esa misión. Según la versión oficial, su amigo murió en la batalla con el Archidemonio. La esencia demoníaca destruyó la personalidad de Gareth, pero los fragmentos de su antiguo yo permanecieron en algún lugar dentro del nuevo Archidemonio, incluido su sentido del deber y su deseo de limitar al máximo el ataque de las hordas a Dominion.

El emperador proclamó héroe a Galahad y lo nombró su consejero. Se trataba más de un título honorífico que de un cargo real, ya que Galahad seguía luchando y protegiendo Dominion en el campo de batalla. Sin embargo, tras la batalla con el Archidemonio, su carácter empezó a cambiar. Las cualidades de bondad, compasión, liderazgo e imparcialidad se acentuaron en él. Sí, Galahad aún estaba lejos de ser perfecto. A menudo perdía la cabeza en la batalla, era demasiado confiado y testarudo, se enorgullecía de su propia importancia y seguía considerándose merecedor del título del mayor héroe que jamás haya existido, pero todo el mundo notaba los cambios que se estaban produciendo en su alma. El cambio lo notó incluso Aurora, cuya relación con él ya había empezado a convertirse en algo más que amistad después de aquella fatídica campaña...