“¡Escoria inútil! ¡Eres un cobarde sin carácter!”.
Mao se asomó a una mesa en la que estaba sentado un joven encorvado. Este miró a la chica, se ajustó las gafas y luego pareció acobardarse aún más.
“Conozco la orden de la dinastía Qing. Nuestro padre es un gran emperador, y tú, hermana, eres su mejor comandante militar”. El joven suspiró brevemente. “Pero esta vez han elegido invadir el país equivocado”.
“¿Qué quieres decir, patético gusano? ¿Qué sabes tú de los asuntos militares?”. Mao temblaba de rabia. “¡La Tierra de los Mil Amaneceres debe caer!”.
“Pero... ¡los dioses muertos nos castigarán! Su culto...”. Una fuerte bofetada en la cara interrumpió al joven, provocando un eco en el despacho y un dolor punzante en la mejilla.
“¡Sus dioses murieron hace tiempo! No tengo miedo de unos fanáticos, y tu miedo es despreciable. ¡Vendrás con nosotros, Qing Long!”
Dos meses después, el ejército de la dinastía Qing cruzó la frontera hacia la Tierra de los Mil Amaneceres. La campaña transcurrió sin contratiempos y, un mes después, tras capturar numerosas ciudades y asentamientos en brutales batallas, las tropas de la general Mao entraron triunfalmente en la capital.
La multitud subyugada se separó a regañadientes cuando la cabalgata de invasores avanzó hacia el edificio principal, la Pagoda de los Muertos Vivientes. Tras desmontar, Mao abrió resueltamente las puertas principales del templo. Sus generales y oficiales la siguieron al interior, mientras que los soldados rasos permanecieron fuera montando guardia. Sólo los fornidos porteadores y los dos soldados que escoltaban al renuente príncipe Long pudieron seguir a los comandantes al interior. En pocas horas, la Pagoda había sido completamente saqueada. Los saqueadores habían recogido tantos objetos antiguos, piedras preciosas y joyas que los porteadores tenían serias dificultades para transportarlos.
“Hermana, no debes hacer esto. Los Adeptos de los Muertos protegen la paz de los dioses, y nos castigarán por nuestra intrusión”. El príncipe Long resistió los intentos de su hermana por sofocarlo y siguió repitiendo lo mismo. “Ojalá no nos topemos con la estatua del Maestro de los Muertos. Si tan sólo...”.
Los dos soldados siguieron guiándole hacia el interior del complejo haciendo caso omiso de sus palabras. El grupo no tardó en llegar a un callejón sin salida. Dieron media vuelta y probaron por otro pasillo: otro callejón sin salida. Pasaron horas así, los invasores buscando una forma de avanzar, o de salir, o de cualquier tipo, sin ningún éxito. Finalmente, el laberinto condujo al grupo a una cámara sellada, en cuyo centro se alzaba una magnífica estatua. ¡El Maestro de los Muertos! En cuanto los soldados derribaron la estatua por orden de Mao, una figura de negro se alzó inquietantemente de entre las ruinas.
“Es fácil insultar a los muertos... ¿No te resulta un poco pesado todo ese tesoro? Me temo que no te irás de aquí con él. Y tampoco sin él...”, murmuró el siniestro anciano.
“¡Matadle!”, ordenó Mao, volviéndose hacia la salida. Pero no había salida: la puerta se había convertido en una pared sólida. La chica se orientó rápidamente y gritó bruscamente: “¡No disparen!”.
“Sabia decisión”, sonrió el anciano sin dientes mientras los agentes bajaban sus armas. “Pero los Dioses de los Muertos ya han hablado. No os dejarán salir, por mucho que lo intentéis. Ni siquiera la legendaria pólvora Qing puede atravesar este muro. Aunque, tienes opciones...”.
“¡Habla mientras puedas!”, gruñó Mao.
El anciano soltó una risita.
“La puerta se abrirá si renuncias a algo que no necesitas, con la condición de que lo elija yo. No temas, sólo me llevaré algo que realmente consideres innecesario”.
“¡Toma, cógelo! Puedes quedarte con cualquiera de estos trastos que llevamos”. La muchacha ordenó a sus tropas que arrojaran sus bolsas llenas de tesoros a los pies del anciano. “Bueno, ¿dónde está la salida?”.
El anciano no se movió, ni tomó nada del montón de tesoros. Pero de todos modos, el pesado muro se apartó, dejando al descubierto el pasadizo exterior, donde durante casi un día los alarmados soldados habían intentado en vano abrirse paso hasta los comandantes. Los acontecimientos que tuvieron lugar en el templo no aparecieron en ninguno de los informes. El ejército de la dinastía Qing había logrado su objetivo y conquistado la Tierra de los Mil Amaneceres.
Pero el destino no dejó que Qing Mao disfrutara de su victoria ni un solo día, pues el príncipe Long cayó repentina y misteriosamente enfermo. Corrió de vuelta a su imperio natal y se lanzó a la búsqueda de los mejores sanadores del país, temiendo cuál sería la reacción de su padre, ya que el heredero de la dinastía estaba al borde de la muerte.
Mao sabía que no estaba ni envenenado ni herido. Apenas dos días antes su hermano estaba sano como un buey. “¡Maldito seas, Long! ¿Qué le voy a decir al emperador?”, se lamentó Mao, mirando el rostro pálido de su hermano. “Siempre estás estorbando. ¡Eres tan inútil y molesto como siempre!”.
Al oír las palabras que acababan de salir de su boca, la chica comprendió de repente el verdadero significado del trato que había hecho en la Pagoda de los Muertos Vivientes. El viejo le había arrebatado a su hermano. “Oh, al diablo con él de todos modos, no es una gran pérdida”, murmuró, molesta por la astuta estratagema. “¡Pero mi padre me mandará decapitar!”.
El día siguió a la noche, la noche al día, y guardias y sirvientes vigilaban constantemente a su hermano. Mao pasó la mayor parte del tiempo sentada junto a su hermano en su carro, mientras éste recorría la tierra en busca de la cura. En algún lugar de su corazón, esperaba que se recuperara. Resurgieron recuerdos largamente olvidados de su infancia. Un día, el pequeño Long casi muere defendiendo a su hermana mayor de un vorgar rabioso. También hubo una vez en que gastaron una broma terrorífica a la cocinera para colarse en la cocina y robar caramelos. Y una vez Long le regaló una flauta de bambú como regalo de cumpleaños, con el nombre “Mao” infantilmente grabado en ella. Y entonces... se dio cuenta de que pensar en su hermano ya no la sacaba de quicio, como ocurría normalmente. “¡Vivo o muerto, no me lo quitaréis, malditos dioses! ¡Devolvédmelo!”, susurró la joven con fuerza.
Cuanto más se acercaban a casa, peor se sentía Long, y más doloroso era aquello para Mao. La caravana se detuvo a pasar la noche en una modesta posada. Durante toda la velada, la princesa sintió que se acercaba un desastre inminente. ¿Qué era? ¿Preocupación por Long? ¿Su necesidad de cuidarlo? ¿Quizás incluso amor? “¡Dioses de los Muertos, no os entregaré a mi hermano!”.
Siguiendo un impulso repentino, la chica se levantó de un salto, cogió su arma y entró corriendo en la habitación del moribundo. Al empujar la puerta, vio una figura vestida de oscuro que se cernía sobre él. Mao sólo tuvo un momento para reaccionar. Saltó hacia delante y clavó su daga en el pecho de Long.
“Oh, estúpido, muy estúpido”, susurró una voz familiar. “Tú misma has sacrificado a tu hermano, rompiendo así nuestro acuerdo. Conquistaste la Tierra de los Mil Amaneceres y destruiste la gran Pagoda. Pero no te diste cuenta de que sólo eras un peón en un juego mucho más grande. Tu padre, como tu abuelo y tu bisabuelo antes que él, lleva siglos aterrorizando a nuestro país. Sabíamos que tú y tu hermano seguiríais sus pasos. Los Adeptos de los Dioses de los Muertos, los Vivos, se negaron a ser como tú, se negaron a dañar a los inocentes. Hemos esperado pacientemente a que vinierais a entregarnos vuestras vidas”, murmuró.
“¡¿Qué?!”. Mao estaba de pie junto al cuerpo sin vida de su hermano, mirando estupefacta al anciano.
“Sin embargo, cumpliré tu petición y le devolveré la vida. Pero lo haré a mi manera. Este será tu castigo, princesa testaruda. Un castigo que tendrás que expiar”.
El brazo derecho de la chica se desvaneció de repente, como si alguien le hubiera succionado todo el color y la vida. Paralizada por la conmoción, la muchacha sólo pudo observar cómo la cáscara vacía de su brazo se llenaba entonces de la luz que emanaba del cuerpo de su hermano.
“Estaréis para siempre inextricablemente unidos el uno al otro, y ambos sufriréis. Depende de ti cuánto durará este dolor, así como lo que depara el futuro a la dinastía Qing...”. Con estas palabras, el desconocido se esfumó en la oscuridad.
Al enterarse de lo ocurrido, el emperador montó en cólera y exigió que se encontrara al anciano. Mao, mientras tanto, daba vueltas a todo lo sucedido en su mente, llegó a algunas conclusiones importantes y decidió que tenía que hacer un cambio. Renunció a todos sus títulos y se unió a las filas de los Guardianes para predicar la paz, no la guerra.
De pie, sola en lo alto de una colina que domina la tierra, susurró en voz baja para sí misma y para el viento: “Perdóname, hermano”. Detrás de ella, los Guardianes estaban levantando el campamento. “Eras el más digno de todos. Cometí errores, lo admito. Ahora debo expiarlos”.
La mano fantasmal de la antigua princesa destelleó brevemente como respuesta. Con una sonrisa triste, Qing Mao se volvió hacia el campamento.
Héroe
Qing Mao
Guerrero
Lucha en primera línea
Agilidad
Cuando Qing Long cayó, su hermana no pudo soportar la pérdida. Cada noche rezaba a los dioses muertos de la Tierra de los Mil Soles para que le devolvieran a su hermano. Se apiadaron de ella y unieron sus almas. La piedad de los dioses no era más que burla, y, al darse cuenta del destino de su hermano, Qing Mao sufre en cada batalla.
Leer la historia completa
Estadísticas máximas
Poder190 248
Salud554 556
Fuerza3 056
Penetración de armadura37 150
Armadura23 560
Daño físico90 074
Agilidad17 294
Daño mágico9 135
Resistencia mágica10 706
Evasión15 070
Inteligencia3 045
Puntos fuertes y puntos débiles
Puntos fuertes:
Reduce la armadura enemiga con cada ataque.
Ciega a los enemigos en primera línea.
Gran evasión. Eficaz contra héroes que infligen daño físico.
Puntos débiles:
Vulnerable a los efectos de control y al daño no físico.
Débil contra héroes que eliminan debuffs (Celeste, Sebastian, Nébula, Julius).
Asistencia
Opinión de la comunidad
Ejemplos de equipos
Fuente:
Ten en cuenta que estas recomendaciones no son recomendaciones oficiales de Nexters. Estamos recopilando esta información de diversos recursos comunitarios. Hacemos todo lo posible por atribuir cada información a su fuente original, para que sepas de quién son las opiniones y sugerencias que estás leyendo.
Opinión de la comunidad
Counters
Ten en cuenta que estas recomendaciones no son recomendaciones oficiales de Nexters. Estamos recopilando esta información de diversos recursos comunitarios. Hacemos todo lo posible por atribuir cada información a su fuente original, para que sepas de quién son las opiniones y sugerencias que estás leyendo.
Qing Mao
Habilidades
Qing Long
Invoca el espíritu de un dragón que ataca a los enemigos más cercanos tres veces, quemándoles durante 5 segundos, haciéndoles retroceder y causando daño.
Daño por golpe: 36772 (Depende del daño físico): Daño de las llamas: 21915 (Depende del daño físico)
Habilidad de ascensión: Cólera de Qing Long
Cuando Qing Mao usa Qing Long, el espíritu dracónico asesta un golpe más a sus objetivos por cada enemigo que sufre ceguera en el campo de batalla (hasta 5). Daño por golpe: 21015 (Depende del daño físico) Daño de fuego: 10207 (Depende del daño físico)
Lanza del alba
Ciega a los enemigos más cercanos durante 3 segundos y los daña.
Daño: 21915 (Depende del daño físico) La probabilidad de cegar es menor si el nivel del objetivo es superior a 130.
Garra de dragón
Causa al enemigo más cercano un daño que depende de su salud actual.
Daño: 21 % de la salud actual del objetivo (máximo 228519 (Depende del daño físico))
Corazón abierto
Qing Mao reduce la armadura del objetivo con cada golpe. El efecto dura hasta que el combate termina o el objetivo muere.
Reducción armadura por golpe: 470
Habilidad de ascensión: Corazón abierto e implacable
Corazón abierto también reduce la salud máxima del objetivo en un 100 % del daño del ataque básico. Qing Mao no puede reducir la salud máxima del objetivo más de un 40 %.
Qing Mao
Aspectos
Agilidad:
+1 365
Evasión:
+2 960
Daño físico:
+7 095
Penetración de armadura:
+10 650
Salud:
+106 645
Opinión de la comunidad
Prioridad
1
Aspecto por defecto
2
Aspecto de fénix
3
Aspecto primaveral
4
Aspecto de mascarada
5
Aspecto demoníaco
Fuente:
Aspecto por defecto
es el primero que debe subirse de nivel
Fuente:
Ten en cuenta que estas recomendaciones no son recomendaciones oficiales de Nexters. Estamos recopilando esta información de diversos recursos comunitarios. Hacemos todo lo posible por atribuir cada información a su fuente original, para que sepas de quién son las opiniones y sugerencias que estás leyendo.
Qing Mao
Artefactos
Lanza del alba carmesí
Probabilidad de activación: 100% Penetración de armadura: +50190
Libro de ilusiones
Evasión: +4647 Salud: +83649
Anillo de agilidad
Agilidad: +6249
Opinión de la comunidad
Prioridad
1
Arma
2
Libro
3
Anillo
Fuente:
1
Anillo
2
Libro
3
Arma
Fuente:
Ten en cuenta que estas recomendaciones no son recomendaciones oficiales de Nexters. Estamos recopilando esta información de diversos recursos comunitarios. Hacemos todo lo posible por atribuir cada información a su fuente original, para que sepas de quién son las opiniones y sugerencias que estás leyendo.
Necesito un héroe
¡Conviértete en una leyenda!