El calor era insoportable. Rufus abrió lentamente los ojos hinchados y, con un gemido, recordó que se había caído en un pozo negro de camino a casa tras la juerga de la noche anterior. El hedor que llenaba sus fosas nasales era atroz. “¡Qué peste!”, volvió a gemir, se rascó el vientre hinchado y rodó sobre su otro costado, intentando volver a la dulce dicha del sueño. Pero el tiempo pasaba, el sueño no llegaba, y Rufus empezó a aceptar el hecho de que realmente se había despertado. Metió la mano debajo del sofá, cogió la botella medio vacía que sabía que estaba allí y se la bebió de un trago. El sol quemaba directamente, e incluso los ágiles pajarillos que a Rufus le encantaba observar se habían escondido a la sombra de sus abrasadores rayos.
“Qué aburrimiento...”, pensó Rufus, sacando una segunda botella. “¿Quizás debería buscar algo para comer?”
Le dio vueltas a la idea y decidió que era buena. Se levantó, se colocó los raídos pantalones en una posición más o menos adecuada y fue en busca de comida. Así fue como el señor de la casa, con la cabeza todavía dándole vueltas por la noche anterior, entró en su cocina y se encontró con una escena desconcertante: la mesa del comedor, que esperaba que sólo tendría un par de crujientes y viejos mendrugos de pan, estaba, por el contrario, repleta de una variedad de platos deliciosos, carnes finas y frutas exóticas de todos los rincones de la tierra, todo brillando vertiginosamente ante sus ojos. Profundamente desconcertado, Rufus se rascó la cabeza y pensó un momento. ¿Estaba alucinando? ¿Había perdido completamente la cabeza esta vez? Sin embargo, el rugido de su barriga no tardó en apartar de su mente cualquier otra pregunta, así que se sentó y empezó a atiborrarse.
“¡Buenos días!”, sonó de repente una voz alegre. Desde una oscura grieta en el rincón más alejado de la habitación, una sombra se deslizó y saltó hábilmente sobre la mesa, asumiendo la forma de un joven esbelto. “Es un placer conocerte, Rufus. Mi nombre es Rakashi, y soy un mercader de almas”. Los ojos brillantes del desconocido se entrecerraron con astucia mientras miraba hambriento al hombre regordete.
“Tú... ¿qué... quién eres? ¿Cómo has entrado aquí?” Rufus se atragantó y tomó la botella más cercana como si fuera un salvavidas. “¿Y qué quieres de mí?”
“Estoy aquí para ofrecerte el trato de tu vida, Rufus. Tendrás lo que quieras, lo que tu corazón desee. Y a cambio, sólo te pido una nimiedad, algo que no usas y que claramente no necesitas. Ni siquiera notarás que ya no está...”.
“¡Fuera de aquí, demonio!”, gruñó Rufus, tratando de poner su mirada más amenazadora y sacudiendo la cabeza hacia la puerta.
“Ahora escucha, amigo mío. Soy el único en este mundo que piensa que tu alma tiene algún valor, el único que te daría algo por ella. Nadie más le da valor, Rufus, ¿no lo ves? Así que vamos, piénsalo detenidamente. Ofertas así no vienen todos los días, y lo sabes”.
“Quizá tenga razón”, reflexionó Rufus. “Pero este tonto no sabe a la casa de quién ha venido a llamar”. La expresión habitualmente jovial de Rufus adquirió de pronto un aire más empresarial. “¡Muy bien, hagámoslo! Sólo tengo una condición”.
“¡Oh, vaya, una condición, de verdad! Te escucho”, dijo el demonio en tono de burla.
“Tendrás que beber más que yo”, dijo Rufus con voz tranquila, pero firme. “Si ganas, te quedas con mi alma. Si pierdes, te convertirás en mi sirviente. Tus poderes podrían ser útiles y, después de todo, un poco de compañía no me vendría mal”.
Rakashi ahogó una risita y trató de evitar que sus piernas le hicieran brincar de alegría. No es de extrañar, ¡no todos los días su víctima se lo ponía tan fácil! Rufus bajó al sótano a por provisiones y comenzó el concurso.
La noche ya estaba cayendo cuando Rufus, aún sobrio, intentaba devolver al demonio completamente intoxicado al mundo de los vivos. Los ojos sombríos de Rakashi miraron a su alrededor, intentando comprender confusamente dónde se encontraba mientras luchaba contra las violentas ganas de vomitar. Por encima de él asomaba la sonrisa nauseabunda de su gordo competidor, que se regodeaba en la victoria.
“Un demonio siempre cumple su palabra, ¿no es cierto, amigo?”, rio alegremente el vencedor. “Oye, he tenido una idea: ¿por qué no te vas a vivir dentro de ese escudo de ahí, y sales cuando te necesite?”.
Rufus se acercó al antiguo escudo, reliquia de un antepasado, y lo arrastró hasta el demonio medio inconsciente. Rakashi suspiró, resignado a su destino, volvió a convertirse en sombra y se deslizó obedientemente dentro del escudo. Allí permaneció hasta el anochecer, cavilando sobre su mala fortuna de haberse encontrado a semejante bebedor, hasta que Rufus, necesitado de un compañero de copas, le hizo salir: “¡Demonio! Ya va siendo hora de tomar algo, ¿no crees?”.
Pasaron el resto de la noche bebiendo y compartiendo historias. Rufus resultó ser un excelente conversador y, aunque el demonio nunca antes había tenido un amigo, pronto los dos establecieron un vínculo.
Así fue como se volvieron uña y carne. Después de que se corriera la voz por la ciudad sobre el valiente bebedor y su escudo mágico, los Guardianes invitaron a Rufus y Rakashi a unirse a ellos. Así, la historia de este demonio dio otro giro inesperado, al ponerse del lado de la Luz. Es curioso cómo funcionan las cosas, ¿verdad?
Héroe
Rufus
Tanque
Lucha en primera línea
Fuerza
¿Quién diría que el borrachín de Rufus llegaría convertirse en uno de los venerados guardianes? Apostó su alma con el demonio Rakashi a lo que mejor se le da, ¡un desafío de beber! Por supuesto Rufus ganó la apuesta y encerró al demonio en su escudo. Con el tiempo el demonio acabó convirtiéndose en su mejor amigo y protector.
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Estadísticas máximas
Poder189 860
Salud1 325 569
Fuerza18 155
Armadura34 090
Daño físico28 090
Agilidad2 442
Daño mágico78 584
Resistencia mágica37 583
Inteligencia3 476
Puntos fuertes y puntos débiles
Puntos fuertes:
Se resucita a sí mismo si el último golpe recibido ha infligido daño no físico.
Aplica un escudo de daño mágico a todo el equipo. Restaura la vida en función del daño absorbido por el escudo.
Una gran elección contra Osh, el jefe en Asgard.
Puntos débiles:
Ineficaz contra equipos que infligen daño físico.
Débil contra Morrigan, que puede bloquear habilidades de resurrección.
Asistencia
Rufus
Habilidades
Burla de Rakashi
Golpea al enemigo con un gran poder mágico que produce daño constante.
Daño: 50934 (Depende del daño mágico) por 4 segundos.
Devorador de magia
Convierte parte del daño absorbido por la barrera de Rakashi en salud para el héroe.
Salud recuperada: 65 % del daño absorbido por el escudo
Juramento de Rakashi
Rufus solo puede ser derrotado mediante daño físico. Si el héroe sufre daño mágico o puro durante el último ataque, resucitará y restaurará una parte de su vida.
Salud recuperada: 532920 (Depende del daño mágico)
Rufus
Artefactos
Escudo de Rakashi
Probabilidad de activación: 100% Armadura: +50190
Tomo del saber arcano
Daño mágico: +16731 Salud: +83649
Anillo de fuerza
Fuerza: +6249
Necesito un héroe
¡Conviértete en una leyenda!