Astaroth es un antiguo ser poderoso que nunca fue humano. Los problemas de la humanidad le son ajenos, porque Astaroth es el espíritu ardiente de la verdadera justicia, forjado con el poder de los antiguos titanes. No entiende categorías como el bien y el mal, porque la verdadera justicia está por encima de estos conceptos.
La historia de Astaroth comenzó mucho antes de que el Imperio apareciera en las tierras de Dominion, mucho antes incluso de que existieran los rudimentos de un sistema estatal. La primera mención de Astaroth se descubrió en unas pinturas rupestres, descifradas más tarde por antiguos magos y bautizadas con el nombre de “La leyenda en piedra”.
La leyenda en piedra cuenta la historia de una antigua tribu que fue atacada por otra y aniquilada casi por completo. Los chamanes supervivientes de la diezmada tribu fueron conducidos a las profundidades de unas cuevas mágicas y no vieron comida, agua ni luz solar durante semanas. El enemigo los empujó cada vez más hacia las oscuras profundidades hasta que los chamanes se encontraron en la Forja de los Antiguos, donde los Precursores —los amos del mundo, que por entonces ya habían abandonado Dominion— habían forjado espíritus en otro tiempo. Aquí comienza la conocida historia de Astaroth.
Agotados por la persecución y con la espalda contra la pared, los chamanes no tenían a quién pedir ayuda. Rezaron desesperadamente a todos los poderes superiores que se les ocurrieron. No rezaban por su propia salvación o supervivencia, sino por la verdadera justicia. Y la Forja de los Antiguos respondió a su última plegaria.
En el Gran Yunque, la Guadaña de la Redención se materializó en un brillante destello de llamas. Los asombrados chamanes se acercaron al yunque justo cuando sus enemigos irrumpían en la Forja de los Antiguos. Uno de los chamanes alargó la mano para coger el arma en llamas con el fin de contraatacar y proteger a sus compañeros de tribu. Pero en ese mismo instante, un pilar de llamas demoníacas brotó de la Guadaña de la Redención, arrojando a todos a unos pasos de distancia, mientras chillidos y aullidos inhumanos que desgarraban el alma resonaban por toda la cueva.
En medio de esta cacofonía demoníaca que reverberaba por toda la Forja de los Antiguos, las llamas de la Guadaña de la Redención empezaron a entrelazarse entre sí. Ante los ojos de todos, las llamas formaron la figura fantasmal de un niño. El recién nacido creció rápidamente y adquirió una armadura. Los chamanes observaron horrorizados el antiguo proceso de nacimiento de un Espíritu, sin saber que estaban presenciando un fenómeno sin precedentes jamás visto en el mundo desde la partida de los Precursores.
En unos instantes, el nacimiento terminó y las llamas se calmaron. Allí mismo, en el yunque donde acababa de estar la Guadaña de la Redención, había una criatura amenazadora. Su armadura aún humeaba ligeramente tras la transformación, desde debajo de una oscura capucha las brasas ardientes de sus ojos miraban al mundo, unas alas ardientes resplandecían tras sus hombros y en sus manos sostenía la Guadaña de la Redención. Los aullidos y chillidos inhumanos se acallaron.
El espíritu observó su nuevo entorno y luego fijó su mirada hirviente en los intrusos armados que acababan de irrumpir en la Forja con la intención de matar a los chamanes. Una voz atronadora salió de debajo de la capucha y resonó en las paredes. “¡Soy Astaroth, el Espíritu Ardiente de la Verdadera Justicia! ¡Y yo te juzgo!” El espíritu blandió su extraña arma y los enemigos estallaron en fuego demoníaco.
Entonces Astaroth miró a los chamanes arrodillados, y sus vestiduras empezaron a humear por el calor de su mirada. Sin embargo, los chamanes soportaron el dolor sin inmutarse. “Me encargaré de que se haga justicia, ahora y siempre. Si los que me habéis convocado actuáis injustamente, también vendré a por vosotros”. Tras estas palabras, Astaroth se encendió en una llamarada tan feroz que los chamanes quedaron cegados por un momento y, cuando recuperaron la visión, el Espíritu ya se había desvanecido. Ahí termina la leyenda en piedra. Pero la historia de Astaroth y la tribu que salvó estaba lejos de terminar.
Profundamente impresionados por su inesperado rescate y por el gran poder del Espíritu, los chamanes se llamaron a sí mismos Adoradores del fuego y comenzaron a adorar al Espíritu de Justicia, anhelando volver a verlo. Comenzaron a registrar historias sobre Astaroth y su gran salvación: primero en forma de pinturas, luego como inscripciones en tablillas de piedra y papiros, y más tarde en libros enteros escritos en alabanza a Astaroth.
Pasaron los siglos, la tribu de los Adoradores del fuego se convirtió en una nación y su veneración en una religión, pero ninguno de ellos volvió a ver al Espíritu Ardiente de la Verdadera Justicia. Sin embargo, para mantener su poder, los sacerdotes empezaron a contar historias sobre Astaroth; supuestamente, aparecía en las reuniones de unos pocos elegidos. Comenzaron a ejercer un mayor control sobre su sociedad y a subyugar a otras tribus, todo ello en nombre de Astaroth. Con el fuego y la espada, los Adoradores del fuego impusieron su religión entre los pueblos vecinos, actuando supuestamente en aras de la justicia.
Entonces, un día, Astaroth apareció en una de sus reuniones, respondiendo a su llamada. Los conmocionados sacerdotes la mayoría de los cuales ni siquiera creían en la existencia de su propia deidad, cayeron de rodillas y comenzaron a entonar una plegaria en alabanza del Espíritu de la Verdadera Justicia. Pero Astaroth sólo lanzó una mirada a sus seguidores, y las vestiduras de estos empezaron a arder y a humear. El canto cesó, sustituido por gritos de dolor y maldiciones. Ninguno de los sacerdotes podía soportar la mirada de Astaroth.
Un eco iracundo de la voz atronadora del Espíritu Ardiente resonó una vez más: “¡Soy Astaroth, el Espíritu Ardiente de la Verdadera Justicia! Vosotros me habéis invocado, y he venido a ver que se haga justicia. Habéis olvidado los caminos de la justicia y habéis utilizado mi nombre para llenar vuestros bolsillos y vuestros estómagos. Ha llegado la hora del juicio”. Astaroth blandió la Guadaña de la Redención, y todos sus falsos partidarios quedaron envueltos en fuego demoníaco. De toda la nación de Adoradores del fuego, sólo se salvaron los niños y los santos tontos, ya que no estaban implicados en la corrupción de los sacerdotes.
Tras restablecer la verdadera justicia, Astaroth dejó escapar un pesado suspiro y dijo: “Mi misión está completa”. Un destello brillante iluminó la zona y el Espíritu Ardiente se desvaneció, igual que la última vez tras llevar a cabo su juicio en la Forja de los Antiguos.
Pasó el tiempo, surgieron reinos en las tierras de Dominion, estallaron guerras civiles, nacieron y murieron imperios, y en cada sociedad aparecieron nuevas leyendas, fábulas y creencias sobre Astaroth, el Espíritu Ardiente. Pero todo esto nos ha llegado en forma de fragmentos dispersos y mitos.
Con cada año que pasaba, la vida en Dominion se hacía más y más dura. Fuerzas infernales dirigidas por el Archidemonio tramaron el sometimiento de todos los seres vivos. Los corazones de la gente estaban cada vez más nublados por el miedo y la crueldad. Los titanes volvieron al mundo, algunos seguían considerándose sus amos y querían destruir todo lo que consideraban malo. Prevaleció el gobierno de los fuertes. Dominion estaba al borde de la ruina cuando la esencia total del mundo mágico pidió que se restaurara la verdadera justicia. La tierra tembló a causa de una poderosa onda mágica de energía. En ese mismo momento, un viajero apareció de la nada junto a las puertas principales del castillo de los Guardianes, con los ojos brillando bajo la capucha y las alas demoníacas ardiendo a su espalda. “¡Soy Astaroth, el Espíritu Ardiente de la Verdadera Justicia!”, dijo el viajero, y sus palabras rodaron como un trueno a su alrededor. “Dominion me ha invocado, y he venido a protegerlo”.
Desde entonces, Astaroth ocupa su lugar entre los que luchan por la justicia hombro con hombro con los Guardianes. Un aliado tan peligroso ayuda a los Guardianes a mantener un orden honesto y justo, porque si se desvían del camino correcto, el castigo caerá sobre ellos igual que una vez cayó sobre los Adoradores del fuego.
Héroe
Astaroth
Tanque/ Apoyo
Lucha en primera línea
Fuerza
De la hoja abrasadora de Astaroth emana un calor insoportable. Sus ojos arden con llama infernal. Este ángel rechazado por Dios está lleno de furia. Su único deseo es ver arder el mundo.
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Estadísticas máximas
Poder189 778
Salud1 163 735
Fuerza17 488
Armadura53 178
Daño físico31 419
Agilidad3 065
Daño mágico62 777
Resistencia mágica44 505
Inteligencia3 402
Puntos fuertes y puntos débiles
Puntos fuertes:
Una gran elección para aumentar la capacidad de supervivencia de los héroes que infligen más daño (Dante, K'arkh, Yasmine, Ishmael, Keira, Jhu).
Protege a su equipo del daño físico.
Quema la energía del oponente más lejano.
Puntos débiles:
Su eficacia depende de su armadura.
Poco daño. Débil contra Amira. Ella puede crear un aliado ilusorio para que Astaroth utilice su habilidad de resurrección.
Los héroes que bloquean la curación (Celeste, Jet, Yasmine) pueden interrumpir la resurrección de la habilidad de Astaroth, porque un héroe recién resucitado no puede restaurar su vida. Astaroth también es débil contra Morrigan, que también puede bloquear las habilidades de resurrección.
Asistencia
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Ejemplos de equipos
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Astaroth
Habilidades
Velo de llamas
Invoca un escudo que bloquea el daño físico recibido por todo el equipo. La capacidad del escudo se comparte entre todos los miembros del equipo.
Capacidad del escudo: 76777 (Depende del daño mágico) de daño
Devastación
Astaroth lanza una llamarada de fuego infernal que quema parte de la energía acumulada por el enemigo más lejano.
Energía quemada: 38 % Si el nivel de tu oponente es superior a 130, se reduce la probabilidad de quemar su energía.
Pacto demoníaco
Habilidad pasiva. Astaroth establece un vínculo con el aliado que tenga menor salud restante, absorbiendo parte del daño físico que reciba. Además, el daño absorbido se verá reducido.
Transfiere el 48 % del daño físico. Se reduce el 34.5 % del daño transferido.
Última palabra
Una vez por batalla, Astaroth resucita a un aliado caído (o recibe auto-resurrección).
Salud recuperada: 100277 (Depende del daño mágico)
Opinión de la comunidad
Prioridad
1
Aspecto de bárbaro
2
Aspecto por defecto
3
Aspecto cibernético
4
Aspecto demoníaco
5
Aspecto lunar
Fuente:
Aspecto nórdico
es el primero que debe subirse de nivel
Fuente:
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Astaroth
Artefactos
Guadaña de la redención
Probabilidad de activación: 100% Armadura: +50190
Pacto del protector
Armadura: +12546 Resistencia mágica: +12546
Anillo de fuerza
Fuerza: +6249
Opinión de la comunidad
Prioridad
1
Libro
2
Arma
3
Anillo
Fuente:
1
Libro
2
Anillo
3
Arma
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Necesito un héroe
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